Fue secuestrada en 1976 en Tucumán mientras estudiaba Psicología; su identidad fue confirmada recientemente entre los restos recuperados en el Pozo de Vargas. La familia aún espera saber qué ocurrió con su hermano Jorge, también desaparecido. –eldiariodecatamarca.com
Los restos de Aida Villegas, una joven catamarqueña desaparecida durante la última dictadura militar, fueron hallados e identificados en el Pozo de Vargas, en la provincia de Tucumán.
Aida desapareció el 2 de noviembre de 1976 en San Miguel de Tucumán, cuando tenía 22 años, a donde había viajado para estudiar Psicología y, al momento de su secuestro, ya estaba recibida y planeaba emigrar a Venezuela junto a su pareja. Según relató su familia, fue raptada por militares mientras se encontraba en su domicilio.
El hallazgo ocurre en el marco de la extensa investigación sobre el Pozo de Vargas, un ex pozo de agua reconvertido por el aparato represivo en fosa clandestina de enterramiento durante el terrorismo de Estado. Desde 2002, mediante excavaciones e investigaciones lideradas por la Fundación Memorias e Identidad de Tucumán y el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), se han recuperado allí restos de al menos 149 personas desaparecidas, entre ellas varios catamarqueños.
La historia de Aida no es un caso aislado. Su hermano, Jorge Villegas, también se encuentra desaparecido desde el 8 de junio de 1977. Tenía 19 años y estudiaba Arquitectura, su familia aún mantiene viva la esperanza de que sus restos también sean restituidos a su hogar.
A lo largo de los últimos años, el Pozo de Vargas también permitió el hallazgo e identificación de otros catamarqueños desaparecidos. Uno de los casos más recientes fue el de Rosa Rina Alarcón, secuestrada en octubre de 1976 en Concepción (Tucumán). Sus restos fueron identificados en 2023 y restituidos a su familia, que la despidió en una ceremonia en Los Altos, Catamarca, acompañada por organizaciones de derechos humanos y la Dirección de Derechos Humanos de la provincia.
También en 2021 se confirmó la identidad de los restos de José Edgardo Córdoba, nacido en la capital catamarqueña en 1951. Fue secuestrado por primera vez en noviembre de 1975 y liberado, pero en diciembre de ese mismo año volvió a ser detenido por un grupo armado y desapareció. Años más tarde, testimonios lo ubicarían en centros clandestinos de detención como el ex Ingenio Nueva Baviera y la Escuelita de Famaillá, ambos en Tucumán.
Estos hallazgos, dolorosos pero fundamentales, son parte del largo camino de memoria, verdad y justicia que aún recorren muchas familias catamarqueñas y argentinas.