La senadora Patricia Bullrich hizo correr el proyecto de ley que cambiaría el sistema laboral. En pocos minutos se desperdigó como reguero de pólvora.

Patricia Bullrich filtró en el Senado el Proyecto de Ley de Modernización Laboral, una reforma integral que busca "aggiornar" el régimen de trabajo argentino a estándares internacionales, reducir la litigiosidad y promover la creación de empleo formal.

El texto, que corrió como reguero de pólvora entre los distintos bloques, en sus fundamentos apunta a “un modelo laboral más flexible, competitivo y alineado con las nuevas dinámicas productivas”. Las modificaciones proponen cambios profundos en la relación entre empresas y trabajadores, con impactos directos en la contratación, los costos laborales, la registración y la resolución de conflictos.

Nuevas modalidades de contratación

Uno de los ejes más importantes del proyecto es la incorporación de modalidades laborales más flexibles para facilitar el ingreso al mercado laboral. Se habilitan esquemas como:

Contratos de formación para jóvenes y personas sin experiencia previa.

Modalidades temporales y por proyecto, con menor carga administrativa.

Teletrabajo con un régimen actualizado y simplificado, con acuerdos voluntarios entre partes.

Para el Gobierno, esto permitirá reducir la informalidad. Para los sindicatos, abre la puerta a vínculos más precarios.

Reducción de la litigiosidad

El proyecto dedica varias disposiciones a atacar lo que define como “la industria del juicio”. Entre las reformas más fuertes se destacan:

Eliminación de multas por falta de registración, reemplazándolas por mecanismos más simples de regularización.

Nuevos mecanismos de conciliación obligatoria para evitar juicios prolongados.

Tablas indemnizatorias preestablecidas para dar previsibilidad a conflictos laborales.

El Ejecutivo sostiene que esto reducirá costos y aumentará la seguridad jurídica. Los detractores advierten que puede limitar la capacidad de reclamo del trabajador.