Lo descubrieron robando caña de azúcar. De noche. En silencio. Era un bebé elefante. Pequeño. Curioso. Con hambre. Cuando notó la luz… entró en pánico. Miró a su alrededor. Y tomó una decisión. Se escondió detrás de un poste. Delgadísimo. Convencido de que nadie podía verlo.

Su cuerpo enorme seguía ahí. Sus patitas sobresalían. Su trompa no sabía dónde meterse. Pero él creía que funcionaba. Porque para él… si no veía a nadie, nadie lo veía a él. La escena duró segundos. Pero enterneció a millones.
No era maldad. No era travesura. Era puro instinto. Un bebé intentando esconderse. Como cualquier niño asustado. A veces, la ternura aparece donde menos lo esperas. Incluso detrás de un poste. En detalles así, Dios nos recuerda que incluso la creación tiene gestos que sanan el alma.
Basada en imágenes y reportes difundidos por medios internacionales como BBC y The Guardian. La narrativa tiene fines de sensibilización y divulgación emocional. No promueve la interacción con fauna silvestre.
